sábado, 9 de febrero de 2013

Historia de la cosmética mediterranea III

La cosmética de la Edad media al siglo XVIII

 
EL ISLAM

La Arabia del sur hoy desértica, en los tiempos más antiguos era una tierra paradisíaca donde la abundancia de bosques frondosos y la belleza de sus jardines con sus árboles aromáticos la convertían en misteriosa y exótica. De la Arabia lejana conocida por los clásicos como "la tierra de los perfumes", llegaban hasta las costas mediterráneas las caravanas de camellos que, atravesando el desierto, transportaban el incienso y las esencias para los mercados de Occidente.
A principios del siglo VII se inicia en Arabia una nueva civilización, una nueva cultura basada en un hecho religioso. Mahoma predica su doctrina y funda el Islam que en poco tiempo se extendería desde el Oriente medio hasta España. Mahoma, como buen árabe, fue un enamorado del perfume y en el Corán se promete a los creyentes un paraíso perfumado, con grandes ríos, árboles y jardines y bellas hurís de ojos negros, hechas del almizcle más puro.
Las mujeres musulmanas pasaban horas y horas en el harén maquillándose y depilándose cuidadosamente. Las cristianas eran miradas con cierta aprensión por su parte porque no se depilaban el pubis. Se teñían con henna roja los dedos y las palmas de las manos, así como los talones y los dedos de los pies. Los dientes se los limpiaban con una mezcla de nácar, cáscaras pulverizadas de huevo y polvo de carbón.

En perfumería los árabes fueron los grandes expertos que supieron asimilar y perfeccionar los conocimientos de las culturas anteriores, aprovechando su saber y sus nuevas técnicas. Pusieron al día el alambique para destilar el alcohol, que utilizaron como soporte de las esencias, para elaborar los perfumes y extendieron el uso del Agua de Rosas, del almizcle y la algalia que fueron las reinas de las aromas en toda la Edad Media. Poco tiempo después, los que volvían de las cruzadas y los mercaderes que retornaban de Oriente se encargaron también de introducir los perfumes en todo el Occidente.

EDAD MEDIA

Con la desaparición del Imperio romano y la expansión del cristianismo que predicaba la austeridad y la moderación en las costumbres, se produjo, en Occidente, una gran disminución en el uso de los perfumes, cuyo uso quedó reducido a las cortes de algunos reyes o a los palacios y castillos de algunos nobles. Cuando el Cristianismo comienza a imponerse en los diferentes estados, se impone el recato sobre la coquetería.

Poco avanzó durante la Edad Media lo que había sido una poderosa industria de la belleza en Egipto, Grecia y Roma. Como la actitud era muy pudorosa y prudente, las mujeres se limitaban a peinar sus cabellos con una sencilla raya al medio, y con trenzas, muchas veces postizas, que rodeaban sus cabezas.

No se buscaba demasiado el cambio en el color del pelo porque estaba bien visto. Además, existía la costumbre de usar túnicas que cubrían totalmente la cabeza, lo que también impidió un desarrollo considerable de la peluquería en esa época. La mujer de la Edad Media soportó las consecuencias de una época caracterizada por la austeridad, las frecuentes guerras y las grandes epidemias.

El cuidado de la belleza resurgió, sin embargo, en los siglos XI al XIII al organizarse en Occidente las Cruzadas para recuperar los llamados «Santos Lugares», entonces en manos de los musulmanes. Estas guerras originaron contactos e intercambios con otras culturas y, consecuentemente, se introdujeron nuevas técnicas sobre afeites y cosmética que suplieron las ya existentes (pero en desuso y en proceso de desaparición) en Europa. La nobleza, en este período, se recluía en sus castillos. Eran los vendedores ambulantes de bálsamos, artículos de tocador y hierbas medicinales, que iban de castillo en castillo vendiendo sus productos, quienes conservaban y renovaban los secretos de la cosmética.
Los perfumes que llegan de Oriente aportan nuevos olores y especias. En Francia, los boticarios, herboristas y curtidores venden especias y productos aromáticos. Se quema laurel o romero en las chimeneas y se cubre el suelo con hierbas olorosas para sanear y perfumar los hogares. Existía la creencia de propiedades curativas y desinfectantes otorgadas a los olores hasta el punto de pensar que podían influir sobre las epidemias.

Los alquimistas de Europa descubren el alcohol etílico y la destilación, ya usado por los árabes.
La gente adinerada llevaba bolas de perfume llenas de almizcle, de ámbar o de resinas aromáticas en bolsitas perfumadas bajo sus vestimentas o en la ropa blanca.

RENACIMIENTO (S.XV-XVI-XVII)

Durante el Renacimiento, marcado por el redescubrimiento de la Antigüedad greco-latina y por la invención de la imprenta, una importante cantidad de obras técnicas en italiano y en francés ofrecen recetas de aguas odoríferas para perfumar la ropa, el cuerpo, los hogares, pero también de perfumes secos que componen las manzanas de olor y los «Pajarillos de Chipre» .

Italia se convirtió en el centro europeo de la elegancia y la estética y esto influye en el resto de las cortes europeas. Sus propuestas de moda, belleza y estética se extendieron por las cortes de Europa. Gracias a las investigaciones de los científicos, el Renacimiento permite que el arte de la perfumería evolucione de manera considerable: la química reemplaza a la alquimia y mejora la destilación y la calidad de las esencias. Aparecen los primeros tratados de química. Catalina de Médicis, estudiosa de ungüentos y combinaciones de cremas, al convertirse en reina de Francia, se llevó consigo a los mejores especialistas en perfumes de Florencia, los cuales impusieron el arte de la perfumería. En Venecia se fabrican los primeros frascos de vidrio soplado empleando técnicas orientales utilizadas en Murano. El ideal de la belleza italiana es la tez blanca, las cejas muy depiladas, y el pelo rubio. Los grandes exploradores (Vasco de Gama, Cristóbal Colón) traen nuevas materias primas de América y de India: cacao, vainilla, ungüento de Perú, tabaco, pimienta, clavo, cardamomo...

Llegados de España y sobre todo de Italia (los Médicis), los perfumistas extranjeros se instalan en París y los guantes y cinturones perfumados invaden Francia. La química reemplaza a la alquimia y mejora la destilación y la calidad de las esencias.

Los primeros tratados de cosmética y belleza aparecieron en Francia e Italia durante estos siglos: Se instala en París el primer Instituto de Belleza.

SIGLO XVIII

El verdadero apogeo del maquillaje lo encontramos en la corte de Francia, donde se blanqueaban las caras con polvos y una crema nacarada brillante a base de azufre que había provocado envenenamientos mortales. París se convierte en el centro europeo de la estética y la moda con la llegada de Catalina de Médicis.

Auge en París del colorete desde finales del S. XVII y durante todo el S. XVIII.

Prototipo de mujer: labios en forma de minúsculo corazón, pelucas empolvadas, mejillas enrojecidas con colorete marcado, cuello y hombros empolvados, lunares muy marcados repartidos en cara y espalda. Se elaboran artesanalmente los productos de belleza y se venden en lujosos establecimientos del Faubourg Saint Honoré. La época dorada de la cosmética se inicia en este siglo con las más sofisticadas cremas, esencias y aguas.

Retoma importancia la higiene personal, los perfumes siguen siendo imprescindibles para disimular los malos olores.

Los guanteros-perfumistas se organizan en gremios y desarrollan su comercio.

Versalles impone sus modas y sus costumbres. En cuatro años, el Rey Sol sólo tomó un baño. La mugre reina, hombres y mujeres usan y abusan de los perfumes y cosméticos.

En el siglo XVIII, surge un movimiento a favor de la higiene y del baño que se refleja en la aparición de dos espacios que no existían en las residencias hasta ese momento: el aseo y el cuarto de baño.

Destiladores y perfumistas de calidad producían aguas igual de ligeras, transparentes y delicadas que los frascos de cristal, procedentes de Bohemia o de Inglaterra, donde se encuentran. En efecto, este siglo, reino de la seducción, experimenta una proliferación de «baratijas» preciosas que contenían perfumes, vinagres y pinturas : estuches y neceseres , «pommanders», «vinagretas», cajas bergamotas típicamente de Grasse y popurrís para los ambientadores.
Extraído de

MÓDULO DE COSMETOLOGÍA


PROF.:SAMUEL AZUARA

I.E.S. ALMIRANTE BASTARRECHE

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